En la actualidad, las personas LGBTI o de sexualidad diversa han vivido históricamente diferentes situaciones de rechazo y violencia; sin embargo, son las personas con identidades de género diversas, IGD (personas trans, transformistas, travestis, transgénero, transexuales, queer, no binarias, o no conformes con el género); quienes viven mayores situaciones de discriminación, vulnerabilidad, invisibilización y encuentran barreras para el acceso a sus derechos.
Los médicos especialistas en ginecología y obstetricia han cuidado la salud de la mujer a lo largo de su ciclo vital individual; especialmente en el área de sus órganos reproductivos, la estructura y función de los mismos y las patologías que los aquejan. No obstante, a la luz del siglo XXI emergen más abiertamente las variadas diversidades sexuales y de género; una de ellas es el transexualismo, un tema poco estudiado en el que el discurso médico denota un alto grado de escepticismo y ambigüedad, lo que da como resultado diagnósticos y tratamientos poco ortodoxos en la práctica médica.
Contexto social de los pacientes de la población LGBTI y violencia en los servicios de salud
Entenderemos por violencia todas aquellas conductas que provocan o amenazan con hacer daño a la integridad de la persona. La OMS la define como «el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenzada, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones».
Los actos de violencia hacia las personas trans y demás pertenecientes a la población LGBTI también permean los servicios de salud, por ejemplo, no reconocimiento de la identidad de género, prejuicios, trato irrespetuoso y desconocedor, lo cual va configurando barreras o límites para el accceso de estas personas a los servicios de salud, sea por incomodidad o miedo al trato a recibir.
El acceso al servicio de salud debe ser universal, debe darse sin limitaciones ni objeciones, a la libre demanda según las necesidades del o la paciente. Debe asegurarse confidencialidad, amabilidad y respeto en la atención médica.
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Una de las causas es que no se aborden estos temas a mayor profundidad en los procesos de formación del profesional. Además, estas temáticas no se reconocen como transversales a muchas áreas, profesiones y oficios, aunque sí lo son.
Salud mental
En los servicios de salud mental (psiquiatría y psicología). Para algunos profesionales aún persiste la idea de que las personas de identidad de género diverso son enfermas mentales; basados en la existencia de categorías existentes en manuales diagnósticos. Desde esta perspectiva, se hace un diagnóstico erróneo para «tratar la enfermedad» a través de medicamentos y psicoterapia.
En una encuesta realizada en 2017 en la que participaron 227 personas de la comunidad LGBTI de distintos lugares. Se exploraban sus experiencias en los servicios de salud, se abordaban situaciones en la atención, trato en la consulta y la existencia de prejuicios, miedo y rechazo.
El 83% de las personas trans que respondieron la encuesta; percibe que los profesionales de la salud no están capacitados para atender sus necesidades puntuales. El 85% cree que no están sensibilizados con las realidades de las personas trans. El 34% de los profesionales de la salud le han negado la atención a una persona trans con el argumento de nunca antes haber atendido a una. Apenas el 69%de los procesos son acompañados del sistema médico, es decir, el 31% son automedicadas.
El 68% de las personas trans dijeron sentir que los prejuicios del personal de salud han afectado su proceso de tránsito. El 46% se sintieron irrespetadas o discriminadas, y el 41% manifiesta haberse sentido agredida por un profesional de la salud mental. Al 56% no le fue respetado su nombre y pronombres, a pesar de habérselo dicho al personal de salud. El 72% menciona haber tenido que enseñarle a un personal de salud lo que es una persona trans para recibir una atención más acorde.
¿Podría tener efectos negativos en la salud esta barrera?
Estas barreras si pueden tener efectos negativos; puesto que algunas personas trans no se acercan a los sistemas médicos y recurren a modificaciones corporales e intervenciones artesanales (con biopolímeros y otras sustancias). Realizan búsquedas de medicamentos y dosis en internet, y otras situaciones que ponen en riesgo sus vidas.
A pesar de que no exista un consenso para el diagnóstico, sea para el profesional de salud o para la persona trans y demás pacientes de la comunidad LGBTI, aquel diagnóstico es lo que facilita el acceso a la atención médica y puede orientar hacia nuevas investigaciones sobre tratamientos.


Valoración y preparación para el uso de hormonas.
- Realizar siempre educación sobre la implicación del uso de hormonas, los cambios fisiológicos que se presentarán tras su uso y los efectos adversos de los mismos.
- Indica al paciente que se debe firmar un consentimiento informado previo al inicio del tratamiento.
- Tener en cuenta que la única contraindicación médica absoluta para iniciar o mantener la terapia hormonal (estrógenos o testosterona); es un cáncer sensible a estas hormonas.
- Otras condiciones como la obesidad, enfermedades cardiovasculares o dislipidemias no deben impedir el tratamiento; Siempre y cuando el paciente lo solicite y se haya firmado el consentimiento.
- Si existe antecedente de tromboembolismo venoso, considerar la vía transférmica para la administración de estrógenos.
- Llevar a cabo estudios de laboratorio básicos en mujeres como perfil de lípidos en ayunas (si la persona toma estrógenos por vía oral). Si toma espironolactona, incluir potasio y creatinina. Solicitar función hepática (transaminasas). Estudios en hombres como hemoglobina, colesterol LDL/HDL.
- Se deben ampliar estudios según historia clínica del paciente, teniendo en cuenta síntomas actuales, antecedentes patológicos personales, familiares y factores de riesgo.

Estos cambios corporales se ubican en un espectro en el que la persona puede decidir hasta donde masculinizar o feminizar su cuerpo. Los cambios varían en el tiempo y dependen mucho de cada organismo, dichos cambios pueden alcanzarse en un tiempo de 2 meses a 3 años máximo.

Sus historias no son nuevas, La comunidad LGBTI hacen parte de una población emergente, en proceso de posicionamiento social; su presencia y participación en diferentes escenarios sociales es cada vez mayor.
Debe ser vital que un profesional de salud se esté familiarizado con la terminología LGBTI, pues permitirá abordar diferentes situaciones, según el nivel de atención.
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Artículo tomado del título: Tratado de Obstetricia y Ginecología, FECOLSOG
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