La artrosis de rodilla o también llamada gonartrosis, es una enfermedad degenerativa que genera discapacidad y limitación funcional y cuya incidencia en todo el mundo va en aumento. Aproximadamente el 40% de las personas mayores de 65 años experimentan algún tipo de artrosis sintomática; sin embargo, la prevalencia más alta de la gonartrosis suele encontrarse en las caderas, seguida de las manos y las rodillas. De esta forma, un efectivo tratamiento para la artrosis de rodilla es de vital importancia para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Dentro de los principales síntomas de la artrosis de rodilla o gonartrosis se encuentra el dolor, la rigidez y la limitación en la movilidad, lo que dificulta actividades cotidianas como subir escaleras. Debido a su naturaleza crónica y costoso tratamiento, la artrosis de rodilla representa una carga económica importante. Por ello, se busca técnicas que retrasen la progresión de la enfermedad y alivien los síntomas, destacando la rehabilitación como un componente crucial.
La rehabilitación incluye diversas opciones de tratamiento, como medicación oral, infiltraciones, órtesis y técnicas físicas, las cuales se clasifican según su principio físico. La colaboración de equipos multidisciplinarios, integrados por médicos de rehabilitación, fisioterapeutas y otros especialistas, es fundamental para brindar una atención integral y obtener los mejores resultados clínicos.
Rehabilitación: tratamiento para la artrosis de rodilla
No existe una cura conocida para la artrosis de rodilla; sin embargo, los factores relacionados con esta enfermedad como la disminución de la fuerza muscular y el poco condicionamiento físico reflejado en el 37% de los pacientes con artrosis que viven un estilo de vida sedentario, pueden mejorarse con una combinación de ejercicio físico terapéutico y medidas educativas con énfasis en la pérdida de peso. Además, cabe resaltar que hay evidencia de que los cambios dietéticos aislados para pacientes con artrosis de rodilla no parecen reducir el dolor.
De esta forma, sin duda, resulta un tratamiento para la artrosis de rodilla prioritario, en la medida en la que se produce una mejora funcional y una reducción del dolor (evidencia de grado A).Algunas de estos tipos de tratamientos de rehabilitación para la artrosis de rodilla son:
El ejercicio físico

para mejorar varios parámetros a nivel musculoesquelético,
como la fuerza, la potencia y la resistencia.
Este tratamiento para la artrosis de rodilla de tipo terapéutico, ya sea solo o combinado con otras intervenciones como técnicas cognitivas-conductuales, puede mejorar la fuerza muscular, disminuir el dolor, la rigidez y el deterioro progresivo de la función física, además de facilitar el desempeño de las actividades de la vida diaria, aumentando la calidad de vida. Los más recomendados por la mayoría de las guías clínicas por ser más efectivos son los ejercicios de fortalecimiento muscular y los aeróbicos, por ejemplo, el aumento de la fuerza del cuádriceps.
La marcha atrás

La marcha atrás es una técnica de reeducación que debe integrarse en una estrategia combinada de tratamiento físico y que tiene como objetivo mejorar los patrones de caminata al dar mayor movilidad y disminuir las limitaciones funcionales. Para llevar a cabo este tipo de tratamiento para la artrosis de la rodilla o gonartrosis, se debe caminar hacia adelante en varias superficies o en una cinta de correr, con o sin sistemas de carga parcial. El patrón inverso da como resultado una mayor activación y reclutamiento de unidades motoras.
Ejercicios propioceptivos

El entrenamiento propioceptivo como tratamiento para la artrosis de rodilla o gonartrosis, parece mejorar el dolor, disminuir la rigidez articular y aumentar la velocidad al caminar, gracias a la estabilidad estática y dinámica a una articulación compleja que brinda la propiocepción. Esto, específicamente, cuando se involucran ejercicios de control neuromuscular y programas que incluyen elementos funcionales, con y sin carga de peso. Asimismo, un programa con ejercicios de pisar los pies en varias direcciones realizado con carga y descarga (sentado) 3 veces por semana durante 30 a 40 min/sesión puede tener un efecto analgésico en el tratamiento para la artrosis de rodilla.
Fortalecimiento de la restricción del flujo sanguíneo como tratamiento para la artrosis de rodilla
La combinación de ejercicio de baja carga (hasta el 30% de 1 repetición máxima [1RM]) junto con la aplicación de restricción del flujo sanguíneo durante el ejercicio puede potenciar los beneficios en términos de aumento de fuerza y crecimiento muscular, logrando resultados similares a los obtenidos con programas de entrenamiento de alta carga. Esto puede ser considerablemente beneficioso para aquellos que no pueden tolerar el ejercicio de alta carga, como los pacientes con artrosis de rodilla. Realizar dos o tres sesiones de entrenamiento de restricción del flujo sanguíneo por semana puede ser suficiente para mejorar la fuerza muscular y, por ende, como parte del tratamiento para la artrosis de rodilla o gonartrosis.
Hidroterapia
Teniendo en cuenta el principio de flotabilidad inherente a la hidroterapia, se logra disminuir la carga de peso sobre la rodilla afectada por la artrosis, lo cual tiene un efecto protector en la articulación y reduce el riesgo de más lesiones. Además, la hidroterapia, como parte del tratamiento para la artrosis de rodilla o gonartrosis, beneficia la circulación sanguínea gracias a la temperatura constante del agua y la presión hidrostática, lo que contribuye a reducir la fatiga muscular y las molestias osteoarticulares.
Se considera que un rango de temperatura de 33,5 a 35,5°C es óptimo, pues permite una inmersión prolongada, facilitando así la implementación de un programa de ejercicio de suficiente duración. En cuanto a la profundidad del agua, se ha observado que cuando esta alcanza el nivel del xifoides (aproximadamente a la altura del esternón), se reduce el estrés en la articulación hasta en un 50%. Por lo tanto, una profundidad recomendada puede ser de 1,15 m a 1,5 m.
Modalidades terapéuticas en el tratamiento para la artrosis de rodilla
Cambio de temperatura con la termoterapia
Este tipo de tratamiento para el tratamiento de la artrosis de rodilla implica cambios de temperatura, en donde se utiliza el mismo término “termoterapia» en caso de aumento de la temperatura y «crioterapia» para el uso de ambientes fríos. Ambas formas de terapia pueden ser utilizadas en el mismo paciente según su progreso y circunstancias clínicas. El frío proporciona mayor alivio del dolor debido a su efecto antiinflamatorio, puede reducir el dolor, mejorar el rango articular, la capacidad funcional y la calidad de vida en pacientes con la condición de la artrosis de rodilla o gonartrosis.
Para aplicar frío es posible utilizar bolsas o cubiertas de hielo, almohadillas frías con gel de sílice o celulosa, y aerosoles de enfriamiento como el cloruro de etilo. Por el contrario, para aumentar la temperatura, se suele emplear el calentamiento superficial para calentar la piel (con ayuda de compresas, parafina y calentadores infrarrojos.) y el calentamiento profundo (termoterapia profunda o diatermia) para calentar los músculos. Esta última se logra mediante la aplicación de energía electromagnética o vibratoria, que se transforma en calor al ser absorbida.
Electroterapia: paso de corriente eléctrica a través del cuerpo

Para el tratamiento de la artrosis de rodilla con electroterapia, se utiliza la corriente eléctrica con el fin de obtener efectos fisiológicos en el cuerpo y, durante su aplicación se clasifica según la frecuencia de los ciclos por segundo (hercios).
– Estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS)
Este tipo de electroterapia para tratar la gonartrosis utiliza corrientes eléctricas de baja frecuencia con el propósito de aliviar el dolor con un efecto analgésico. Emplea pulsos simétricos y compensados con diferentes formas, como pulsos individuales, trenes de pulsos o ráfagas, siendo estas últimas generalmente mejor toleradas.
Además, cuando hablamos de un efecto excitomotor, nos referimos al que es producido por un pulso de corriente eléctrica aplicado a un músculo en la electroestimulación neuromuscular (NMES). La contracción muscular inducida eléctricamente difiere de la contracción voluntaria, en la medida en la que las fibras fásicas se contraen primero y no se logra una suma espacial o temporal. Por el contrario, la administración sucesiva de pulsos aumenta el tiempo de contracción, por lo que la electroestimulación combinada con la contracción muscular voluntaria es más efectiva.
Interferencial
Aun no hay una evidencia consistente para el uso de la electroterapia como tratamiento analgésico en la artrosis de rodilla. Sin embargo, este tipo de tratamiento para la artrosis de rodilla mediante las corrientes interferenciales, ofrecen resultados más prometedores en este ámbito.
Onda corta
En este tipo de tratamiento para la artrosis de rodilla con electroterapia de alta frecuencia, puede aplicarse en forma pulsada, para obtener un efecto térmico, o de manera continua, para generar un efecto diatérmico. Además, cuando se combina con un programa de fortalecimiento isocinético, puede mejorar la fuerza de extensión de la rodilla.
Terapia magnética: utilización de campos magnéticos de baja frecuencia

Este tratamiento se basa en la utilización de campos magnéticos de baja frecuencia con propósitos terapéuticos, sin generar efecto térmico. Y, aunque tiene efectos analgésicos y antiinflamatorios, su principal beneficio radica en mejorar la respuesta de curación y promover la formación ósea. Así, la magnetoterapia, aunque puede proporcionar un alivio moderado del dolor en la artrosis de rodilla, no parece tener efectos positivos en la calidad de vida, la función física o la progresión radiográfica de la enfermedad.
Terapia de ultrasonido mediante el uso de ondas de vibraciones acústicas inaudibles
El ultrasonido terapéutico puede utilizarse en modo continuo con efecto térmico, que produce efectos diatérmicos, o en modo pulsado con efecto atérmico que tiene efectos analgésicos, antiinflamatorios, osteoformadores y de reordenamiento de las fibras de colágeno. Este tipo de tratamiento para la artrosis de rodilla ha demostrado reducir el dolor y mejorar la función en la artrosis de rodilla sin efectos adversos, aunque no a largo plazo.
El ultrasonido también puede ayudar a la penetración de fármacos en la piel, conocido como sonoforesis o fonoforesis, aunque su mecanismo de acción no se comprende completamente. Asimismo, aunque los medicamentos como los AINEs y la lidocaína se han utilizado en este proceso para tratar la artrosis de rodilla, no hay evidencia sólida que respalde su uso.
Terapia con láser
La terapia con láser ha sido utilizada en pacientes con artrosis de rodilla, principalmente con una potencia media, es decir, menos de 100 mW. Su efecto terapéutico se debe a un efecto fotoquímico que estimula las reacciones metabólicas a nivel celular. Aunque se utiliza para fines analgésicos, antiinflamatorios y mejora de la reparación de tejidos, no se ha encontrado beneficio en términos de dolor, rigidez y limitación funcional en la artrosis de rodilla. Por ello, no se recomienda su uso en el tratamiento para la artrosis de rodilla.
También podría interesarte este artículo sobre ortopedia y traumatología: Medicina regenerativa: Ortobiológicos en la regeneración de tejidos musculoesqueléticos
Órtesis
Este tipo de tratamiento para la artrosis de rodilla hace referencia a unos dispositivos externos aplicados al cuerpo para modificar las características del sistema neuromusculoesquelético. Se utilizan diferentes tipos de aparatos ortopédicos para tratar la artrosis de rodilla, clasificados en estáticos (inmovilizan o estabilizan) y dinámicos (facilitan el movimiento articular). Dentro de las funciones que cumplen las órtesis se incluye: bloquear movimientos no deseados, inmovilizar para facilitar la curación, corregir deformidades, aumentar el rango de movimiento, generar tracción, asistir en la función de las extremidades, facilitar el uso de ayudas técnicas y descargar carga transferida a segmentos más capaces de soportar peso.
Las órtesis mixtas combinan funciones de diferentes tipos de órtesis. Se ha mostrado que en pacientes con artrosis de rodilla y deformidad en varo, el uso de una órtesis en valgo puede resultar beneficiosa, al descargar el compartimento medial de la articulación reduciendo el momento de aducción de la rodilla. Pese a ello, no está claro qué tipo de aparato ortopédico se debe recomendar para tratar la artrosis de rodilla.
En pacientes con artrosis tricompartimental, las órtesis de descarga disminuyen el momento de aducción de la rodilla. Para aquellos con artrosis en varo en el compartimento medial, las rodilleras resultan beneficiosas pero, en el caso de la artrosis patelofemoral, el uso de una órtesis patelofemoral no ofrece beneficios adicionales.
Otros tratamientos para la artrosis de rodilla o gonartrosis
Terapia manual
Tiene que ver con el tratamiento basado en movimientos articulares realizado por fisioterapeutas con sus propias manos los cuales pueden variar tanto en dirección como en velocidad (movilización y manipulación articular). Este tipo de tratamiento para la artrosis de rodilla podría mejorar ciertos aspectos deficientes de la cinemática articular en las rodillas artríticas, incluida la pérdida de flexibilidad articular, la presencia de rigidez capsular y el aumento de la presión intracapsular.
También disminuir la tensión muscular en los tejidos periarticulares, reduciendo así el dolor. Y, por último, estimular el órgano tendinoso de Golgi, por medio de la movilización articular, produciendo relajación muscular a través de un reflejo inhibitorio.
Cabe resaltar que el efecto terapéutico de la terapia manual se encuentra estimular los mecanorreceptores tipo II e inhibir los nociceptores tipo IV. Finalmente, dado que este tratamiento para la artrosis de rodilla se realiza a menudo en combinado con otras técnicas, su efecto en forma aislada no ha sido bien determinado y sus efectos en esta enfermedad no son concluyentes.
Cinta kinesiológica
La cinta kinesiológica es una técnica en la que se aplica una banda adhesiva en la piel de un segmento muscular. Estas cintas pueden ser elásticas o rígidas y es posible aplicarlas bajo diversos métodos de acuerdo con la dirección de la tracción, es decir, superior, inferior, medial, lateral, rotacional y no retractiva.
Como la cinta adhesiva kinesiológica dura de 3 a 5 días, esta técnica podría proporcionar beneficios extendidos, sin embargo, su uso en el tratamiento para la artrosis de rodilla es controvertido, pues algunos estudios sugieren que puede reducir el dolor y mejorar la flexión de la rodilla, mientras que otros no encuentran beneficios en términos de dolor, discapacidad, calidad de vida o recuperación general. En cualquier caso, la cinta kinesiológica se considera complementaria a otras terapias más completas, tal como el ejercicio físico terapéutico.
Este artículo fue redactado con base en la información del libro Tratamiento exhaustivo de la artrosis de rodilla, del especialista Carlos Rodríguez Merchán.
Leave a Reply