La región craneofacial abarca desde la cabeza hasta el área del cuello, incluyendo el reborde mandibular y la línea nucal inferior. En esta región se encuentran diversas cavidades y áreas, como la bóveda craneal, la cavidad oral, la región infra temporal, entre otras, albergando una variedad de estructuras anatómicas con diferentes orígenes embrionarios. A lo largo del ciclo de vida, esta región puede verse afectada por diversas patologías clasificadas de forma esquemática en congénitas, infecciosas, neoplásicas e inflamatorias. En este artículo exploraremos en detalle las patologías infecciosas craneofaciales.
Patología infecciosa craneofacial
La microbiota presente en el tracto aéreo digestivo superior alberga diversos microorganismos patógenos que, bajo ciertas circunstancias, pueden causar diversas infecciones. Estas infecciones representan un riesgo vital si no son tratadas adecuadamente o evolucionan de manera complicada. Desde problemas como la periodontitis, hasta casos más graves como un absceso cervical profundo, el espectro de estas condiciones es amplio. De acuerdo con su importancia clínica, algunas patologías infecciosas craneofaciales son:
Parotiditis aguda
En la región craneofacial existe un tipo de patología infecciosa que se caracteriza por ser una infección aguda de la glándula parótida. En niños, suele ser causada por virus y tiende a ser autolimitada y bilateral, pero en adultos cobra relevancia la etiología bacteriana, generalmente debido al ascenso de bacterias desde la cavidad oral a través del conducto parotídeo.
Si los casos son recurrentes o tienen una evolución complicada, es necesario investigar las causas subyacentes, como la presencia de litiasis, inmunosupresión, estenosis por instrumentación o sialoadenitis crónica, como se ve en el síndrome de Sjögren, e incluso considerar la posibilidad de una neoplasia.
Adenopatías

En la región craneofacial existen grupos de linfonodos, como los intraparotídeos, los occipitales y los prefaciales, ubicados en la cara, los cuales drenan hacia la región cervical. La edad, los antecedentes médicos, los síntomas y los hábitos juegan un papel crucial en la sospecha de malignidad en presencia de este tipo de patologías infecciosas craneofaciales: las adenopatías. Los cuadros inflamatorios o infecciosos en esta área suelen acompañarse de la aparición de adenopatías, además de que también pueden manifestarse de manera aislada, caracterizándose por un rápido aumento de volumen, dolor, fiebre y compromiso del estado general.
Síntomas adicionales como disfagia, disfonía o pérdida de peso pueden proporcionar pistas sobre el origen del problema. Si se observa eritema local, cambios fluctuantes en la zona o una mala respuesta al tratamiento antibiótico, es posible que se deba a la formación de un absceso. Si las adenopatías persisten sin una causa conocida durante más de dos semanas, se debe considerar la posibilidad de una neoplasia maligna y realizar las evaluaciones necesarias.
Este artículo ha sido redactado con base en la información del libro Diagnóstico y tratamiento de las patologías de la articulación temporomandibular, de la reconocida cirujana dentista chilena, Rosita Wurgaft.
Faringoamigdalitis
La faringoamigdalitis aguda es otro de los tipos de patologías infecciosas craneofaciales, que puede manifestarse de diversas formas y tener resultados distintos. Por ejemplo, puede presentarse como un cuadro leve y autolimitado con síntomas inespecíficos, o bien, mostrar el típico cuadro con disfagia, fiebre, afectación del estado general, faringolalia (voz de «papa caliente»), junto con enrojecimiento de la pared posterior de la faringe y/o formación de pústulas en las amígdalas palatinas.
Sinusitis

La sinusitis es una inflamación infecciosa que afecta las cavidades paranasales, pudiendo comprometer cualquiera de ellas, ya sea la maxilar, frontal, etmoidal o esfenoidal. Esta patología infecciosa craneofacial se origina debido a una obstrucción en el drenaje de secreciones, provocada por edema de la mucosa, anomalías en el aparato ciliar, alteraciones estructurales o una sobreproducción de moco.
La sinusitis puede presentarse en forma aguda, con una duración de hasta 4 semanas, o crónica. Aunque la mayoría de los casos tienen un origen viral, las infecciones bacterianas representan aproximadamente el 90% de los casos, siendo el Haemophilus influenzae y el Streptococcus pneumoniae los principales agentes involucrados.
Además de los síntomas similares a un resfriado común, si estos persisten por más de 7 a 10 días, o si se experimentan intensos dolores de cabeza, descarga nasal posterior, edema y/o enrojecimiento alrededor de los ojos, región malar o preauricular, es posible que se esté enfrentando a un cuadro de sinusitis. Para confirmar el diagnóstico de esta patología infecciosa, se pueden realizar estudios complementarios como radiografías; aunque, actualmente, la tomografía computarizada se considera el método de elección para obtener un diagnóstico más preciso.
Osteomielitis
Esta patología craneofacial se refiere a la infección del tejido óseo, que puede tener graves consecuencias, como una extensa destrucción ósea y riesgo para la vida del paciente. En la región craneofacial, todos los huesos pueden estar afectados, incluyendo la posibilidad de mastoiditis secundaria a otitis media aguda, compromiso del maxilar o mandíbula debido a caries, así como sinusitis aguda o crónica del maxilar, entre otros.
En casos de trauma craneofacial, especialmente cuando se asocia con fracturas, es necesario tener especial precaución ante la posibilidad de desarrollar osteomielitis como una complicación. Además, es necesario tener en cuenta que la mandíbula es uno de los huesos más susceptibles en esta zona.
El tratamiento de esta patología infecciosa implica administrar inicialmente una cobertura antibiótica adecuada, preferiblemente por vía intravenosa. Posteriormente, dependiendo del grado de afectación y el estado del paciente, puede ser necesario realizar un procedimiento quirúrgico de limpieza, incluso con la eliminación de segmentos óseos involucrados.
De esta forma, resulta esencial evaluar la condición general del paciente mediante parámetros inflamatorios como leucocitosis, velocidad de sedimentación globular y proteína C reactiva, además de considerar posibles disfunciones de otros órganos debido a la sepsis. También se debe prestar especial atención a posibles comorbilidades que puedan causar inmunosupresión, como el uso crónico de corticosteroides, diabetes mellitus descompensada o el empleo cada vez más común de inmunosupresores o terapias biológicas.
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