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El crecimiento en la demanda de procedimientos estéticos corporales ha generado un mercado que en 2020 superó los 3000 millones de dólares, respaldado por más de un millón de procedimientos. La flacidez cutánea corporal, causada por factores como la pérdida de densidad dérmica y el envejecimiento, es una preocupación estética importante. Y aunque los hilos PDO, o hilos de polidioxanona, son reconocidos por su eficacia en la flacidez facial y del cuello, su aplicación en tratamientos corporales ha sido poco explorada. La polidioxanona, actuando como bioestimulador corporal, sigue la lógica de otros bioestimuladores inyectables disponibles en la práctica clínica. No obstante, al abordar la flacidez corporal, se requiere una cantidad significativamente mayor de producto, lo que implica la planificación cuidadosa de los tratamientos en términos de cantidades y configuraciones adecuadas de los hilos de PDO.

En este artículo examinaremos en detalle las técnicas de hilos de PDO en el tratamiento de la flacidez cutánea corporal, teniendo en cuenta la selección del paciente, la marcación y la técnica, la evaluación clínica y los resultados esperados. Esto con base en la información del capítulo Técnicas y Aplicación de Hilos Corporales a cargo de los doctores Matheus dos Santos Teodoro, João Henrique da Fonseca Armada Barros, Carolina Malavassi Murari en el libro: “Hilos de PDO. Técnicas de y tratamientos faciales y corporales” por los Dres. Fernanda Sulzbach y Ticiano Rossi, traducido y publicado por la Editorial Amolca.

Factores clave en la optimización de los resultados en tratamientos corporales con hilos PDO

Algunas sugerencias basadas en la experiencia acumulada por los autores para los tratamientos corporales con hilos de PDO en los últimos años, son las siguientes:

1. Neocolagénesis local

La planificación de cualquier tratamiento de bioestimulación corporal implica tener en cuenta dos aspectos esenciales: la extensión del área a tratar y el nivel de flacidez cutánea. Es crucial resaltar las diferencias entre la piel del rostro y la del cuerpo, incluyendo factores como la constitución, lo que naturalmente demanda una mayor concentración del agente bioestimulador. A partir de este análisis, se pueden desarrollar recomendaciones terapéuticas personalizadas para cada paciente.

Dado que los resultados se manifiestan de manera progresiva, resulta fundamental abordar de manera efectiva el desafío de asegurar la colaboración del paciente con el tratamiento, ya que cambios en la composición corporal pueden influir en dichos resultados. En consecuencia, al elegir hilos de PDO para tratar la flacidez corporal, ya sea como tratamiento principal o coadyuvante, se debe tener en cuenta la selección de hilos con una concentración química más elevada del agente bioestimulador, optar por hilos más gruesos o largos, y escoger aquellos que posibiliten una mayor superficie de contacto.

2. Selección adecuada del paciente

A pesar del aumento progresivo en la demanda de tratamientos corporales, es fundamental comprender que no todos los pacientes son candidatos ideales para este tipo de tratamiento con hilos PDO. Por lo tanto, se sugiere prestar especial atención a las situaciones detalladas a continuación:

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En estos casos, se reconoce la necesidad de enfoques alternativos, ya sea combinando tratamientos estéticos para potenciar los resultados, considerando la cirugía plástica, o abordando el diagnóstico primario clínicamente, especialmente en pacientes con un índice de masa corporal elevado.

3. Evaluación clínica

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Figura 14.1. Abdomen.

El primer paso hacia la obtención de resultados estéticos satisfactorios reside en un diagnóstico clínico preciso y coherente. La comprensión profunda de la anatomía cutánea y la identificación de las necesidades específicas de la piel evaluada son factores determinantes en el diseño del tratamiento de hilos PDO.

Es esencial reconocer los distintos grados de flacidez al abordar tratamientos locales con hilos de PDO, ya que la magnitud de la flacidez influye directamente en la concentración necesaria de polidioxanona en el área de tratamiento. Las Figuras 14.1 y 14.2 ilustran diversos niveles de flacidez en áreas corporales, y sugieren la lógica de que, a mayor flacidez, se requerirá un mayor número de hilos para el área seleccionada. Este principio se aplica de manera consistente en todas las áreas del cuerpo susceptibles de tratamiento, como el cuello, el regazo, los brazos, el abdomen, los muslos, los glúteos y las rodillas.

La clasificación presentada tiene un propósito didáctico, dejando la definición del tipo y la cantidad de hilos para ajustarse al diagnóstico clínico específico. En el caso del grado 4, se comprende que existe una contraindicación o la necesidad de considerar tratamientos adicionales o un enfoque quirúrgico, dependiendo de las expectativas del paciente.

En resumen, si en un área determinada con grado 1 de flacidez se sugieren 10 hilos de PDO, en una zona de la misma extensión con grado 2 de flacidez se recomiendan 20 hilos de PDO, mientras que en una región con grado 3 de flacidez se indican 30 hilos de PDO.

Este tratamiento puede dividirse en sesiones con intervalos de 30 a 45 días, pero es crucial recordar vincular la cantidad de hilos de PDO con el nivel de flacidez en la zona específica que se pretende tratar.

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Figura 14.2. Glúteos.

Técnicas de estimulación de colágeno con hilos PDO lisos y en tornillo

En el proceso de elegir hilos de PDO para la estimulación del colágeno en el cuerpo, se opta por hilos más gruesos, más largos, dobles y con una presentación arquitectónica que maximice la superficie de contacto en el área destinada al tratamiento.

Esta elección garantiza una estimulación más efectiva del colágeno, ya que los hilos más gruesos, largos o dobles poseen una mayor concentración de polidioxanona. Además, los hilos con una arquitectura helicoidal (hilos en tornillo) proporcionan una mayor superficie de contacto.

En el amplio espectro de opciones de hilos disponibles en el mercado, los autores se decantan por dos hilos de la línea i-Thread® debido a la combinación de concentración de PDO, grosor y longitud ideales para sus propósitos. Los hilos lisos con cánula de 21G × 60 mm × 80 mm, con un grosor de 0,4 mm, destacan como los hilos más gruesos en la categoría de bioestimulación local. Por otro lado, el hilo en tornillo de 25G × 90 mm × 150 mm, con su presentación helicoidal, que amplifica la superficie de contacto, se posiciona como el hilo más largo y con doble presentación, con una longitud total de 30 cm.

Marcación y técnica

La elección y cantidad de hilos a utilizar se ven influenciadas por la extensión del área que se va a tratar. Con este principio en mente, los autores diseñaron y crearon un dispositivo marcador que facilita el proceso práctico al relacionar el área (en cm²) con los tipos de hilos mencionados anteriormente.

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Las marcas azules y amarillas delimitan el área de introducción y posicionamiento del hilo liso con cánula. La distancia de 6 cm entre estas marcas corresponde a la longitud de la cánula que contiene el hilo.

Por otro lado, las marcas azules y rosadas son para el hilo tornillo doble y, de manera análoga, los 9 cm representan la longitud de la aguja que lleva el hilo. El Cuadro 14.1 explica el razonamiento subyacente en la elección de hilos. Con el dispositivo en mano, se realiza la marcación en la zona de tratamiento, lo que permite estimar con seguridad la cantidad final de producto necesaria para el tratamiento propuesto. Se destaca la importancia de una distribución uniforme de los hilos para evitar áreas sin aplicación.

A continuación, presentamos una secuencia didáctica del enfoque específico para el tratamiento de la flacidez corporal.

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Figura 14.4. 1. Diagnóstico. 2. Clasificación del grado de flacidez (si la flacidez es de grado 2 o mayor, alinear con el paciente la necesidad de más sesiones). 3. Delimitación del área que se desea tratar. Figura 14.5. 4.Utilización del dispositivo de marcación que ayuda en la selección del tipo de hilo y de la cantidad de hilos que serán necesarios para el tratamiento. Figura 14.6. 5. Posicionamiento de los hilos en el plano subcutáneo superficial, dentro del área deseada, según el tipo y el número de hilos predefinidos.

Técnicas de reposicionamiento tisular con hilos PDO espiculados

La flacidez cutánea abdominal, abordada de manera mínimamente invasiva, se relaciona con la pérdida de densidad dérmica asociada al envejecimiento. Esto suele estar vinculado principalmente a la disminución de la capa adiposa, ya sea por procedimientos quirúrgicos o no, así como a la distensión local de la piel.

En muchos pacientes, este proceso conduce a una superposición de la piel sobre la cicatriz umbilical, conocida como “ombligo triste”. Esta manifestación presenta desafíos tanto para terapias mínimamente invasivas como, en ocasiones, para intervenciones quirúrgicas.

En algunos casos particulares, la piel requiere más que una simple mejora de la densidad dérmica y calidad, lograda mediante la neocolagénesis. Es necesario elevar el tejido a un nivel superior, creando direcciones ascendentes de manera mecánica y asegurando una fijación progresiva mediante la acción química de la polidioxanona.

Selección del paciente

En el caso específico del reposicionamiento tisular, se debe seguir la pauta previamente mencionada para la selección del paciente, incorporando una evaluación del porcentaje de grasa en donde se sugiere considerar como candidatos ideales a aquellos con un porcentaje de grasa entre el 12 % y el 20 %.

En este tipo de tratamiento de hilos PDO, un plano subcutáneo muy delgado no proporcionará el anclaje necesario para la elevación tisular, lo que puede resultar en la superficialización o incluso la visibilidad del hilo. Por otro lado, un plano subcutáneo grueso dificultará el reposicionamiento y afectará la mecánica del procedimiento. Claro está, existen excepciones que deben adaptarse a la individualidad de cada paciente.

Es crucial informar al paciente previamente sobre algunas pautas después del procedimiento, incluyendo la restricción de impactos y rotación corporal en ejercicios físicos o movimientos bruscos durante 7-15 días, así como evitar movimientos de extensión y flexión abdominal durante 20-30 días para lograr la adecuada biointegración del hilo en el tejido.

Evaluación clínica

Además de lo anteriormente mencionado, la elevación y reposicionamiento de los tejidos requieren una evaluación detallada de su movilidad. Este proceso implica identificar el peso de la piel, buscar los vectores óptimos de levantamiento y simular alineadamente las expectativas en cuanto al resultado deseado.

Un tejido con poca movilidad, evidenciada al realizar una simple prueba de tracción ascendente con los dedos sobre la piel posiblemente obtenga pocos beneficios con el tratamiento para reposicionar la cicatriz umbilical.

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Figura 14.7. Prueba de movilidad ascendente

Selección de los hilos PDO

En este tratamiento, se eligen hilos espiculados, aquellos con pequeñas protuberancias en su longitud, responsables de crear microanclajes en el tejido conectivo local a lo largo de su trayectoria. La suma de estos anclajes produce una elevación vectorial en el área tratada. Dos hilos de la línea i-Thread® destacan: el hilo espiculado con cánula de 19G × 100 mm × 160 mm y el hilo Sculpt de 19G × 100 mm × 185 mm, ambos utilizados para reposicionar los tejidos.

El protocolo completo y los resultados destacados de esta técnica están disponibles en el libro Hilos de PDO. Técnicas y tratamientos faciales y corporales de los Dres. Fernanda Sulzbach y Ticiano Rossi, publicado por Editorial Amolca. Una referencia esencial para los profesionales en estética.

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