22Views 0Comments

El concepto de reequilibramiento botulínico permite aplicar la toxina con un enfoque más estratégico, ideal para casos de ptosis facial, cejas caídas, comisuras descendidas o líneas de marioneta marcadas. Este artículo explica cómo actúa esta técnica y cuáles son sus aplicaciones clínicas más efectivas.
Hoy, quienes aplican toxina botulínica deben comprender no solo la fisiología del músculo facial, sino también el equilibrio dinámico que existe entre músculos elevadores y depresores.
Gran parte de esta información se extrae del libro Anatomía clínica de la cara para inyecciones de relleno y toxina botulínica. Pautas anatómicas novedosas (2.ª edición), una obra liderada por el Dr. Hee-Jin Kim y un equipo de especialistas coreanos que han transformado la práctica clínica con una mirada anatómica, precisa y segura.
¿Qué es el reequilibramiento botulínico?
El reequilibramiento botulínico consiste en aprovechar la acción de la toxina para restaurar la armonía entre músculos elevadores y depresores del rostro. Cuando ciertos músculos depresores son inhibidos selectivamente, los músculos elevadores pueden actuar con mayor libertad, logrando un efecto de lifting no quirúrgico.
Ejemplos clínicos:
- Elevar cejas caídas paralizando los depresores como el piramidal o el depresor superciliar.
- Subir las comisuras bucales relajando el depresor del ángulo de la boca.
- Mejorar el contorno mandibular mediante el bloqueo selectivo del músculo platisma (lifting tipo Nefertiti).
En Anatomía clínica de la cara para inyecciones de relleno y toxina botulínica, se describe en detalle la clasificación funcional de los músculos faciales y las mejores combinaciones para generar este efecto de reequilibrio. Un recurso clave para evitar errores comunes.

Músculos implicados y líneas de acción
Los músculos faciales no están separados por fascias como los esqueléticos. Se insertan directamente en la dermis y se conectan con el sistema musculoaponeurótico superficial (SMAS), generando un complejo sistema de fuerzas verticales y horizontales.
Clasificación funcional:
- Elevadores de la ceja: Frontal (el único).
- Depresores de la ceja: Orbicular, superciliar, piramidal.
- Elevadores periorales: Cigomático mayor y menor, elevador del labio superior, ELSAN y EAB.
- Depresores periorales: Depresor del labio inferior (DLI), del ángulo bucal (DAB) y platisma.

Dato clínico:
Cuando un músculo se paraliza (ya sea por toxina o por parálisis natural como en un ACV), el lado opuesto suele hiperactivarse, creando distorsión. Este fenómeno es precisamente lo que permite planear tratamientos de reequilibrio a favor de una apariencia más armónica.

Técnica de aplicación y riesgos asociados
Para lograr un reequilibrio efectivo, es fundamental conocer las zonas precisas de inyección, las dosis adecuadas y el comportamiento de la toxina. También es clave la dilución y reconstitución correcta para evitar difusión indeseada.
Dilución recomendada para rostro:
- 2.5 mL de solución salina normal para obtener una concentración de 4 U/0.1 mL.
Errores comunes por mala técnica:
- Ptosis palpebral por afectación del elevador del párpado.
- Sonrisa asimétrica por paralización del músculo cigomático.
- “Ceja samurái” o expresión enojada por desequilibrio en la frente si no se inyecta lateralmente.
La segunda edición de “Anatomía clínica de la cara para inyecciones de relleno y toxina botulínica. Pautas anatómicas novedosas“, ofrece ilustraciones anatómicas detalladas y recomendaciones clínicas actualizadas para prevenir estos efectos no deseados. Es ideal tanto para formación inicial como para consulta en práctica avanzada.

Almacenamiento y conservación de la toxina: impacto en resultados
Uno de los factores que también influye en la efectividad del reequilibrio botulínico es el correcto manejo de la toxina tras su dilución. Aunque tradicionalmente se indica no usarla después de 4 horas, estudios han demostrado que su potencia no se ve significativamente afectada durante días si se almacena en refrigeración adecuada.
Buenas prácticas:
- Reconstituir sin generar espuma (liberar vacío previamente).
- Guardar en refrigeración inmediata tras mezclar.
- Evitar el uso si el vial ha perdido vacío.

Conclusión
El reequilibramiento botulínico es una herramienta poderosa para lograr resultados estéticos naturales, funcionales y seguros. Su uso exige precisión anatómica, conocimiento técnico y experiencia clínica. No se trata de aplicar toxina en zonas estándar, sino de comprender cómo actúan los músculos en conjunto para intervenir con estrategia.
Si deseas profundizar en estas técnicas, el libro Anatomía clínica de la cara para inyecciones de relleno y toxina botulínica. Segunda edición es tu mejor aliado. Una obra detallada, clara y actualizada que eleva el nivel de práctica estética con fundamento anatómico riguroso.
Consulta más artículos de Medicina Estética aquí.