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Existen numerosas enfermedades que, sin ser frecuentes, lo son lo suficiente para que hayan sido identificadas y estudiadas por los profesionales de la salud. No obstante, el hecho de que su aparición sea poco frecuente hace que con mucha facilidad sean mal diagnosticadas y confundidas con otras condiciones. Sabemos que un diagnóstico acertado y a tiempo es clave para poder dar un tratamiento efectivo, por lo que resulta de suma importancia poder reconocer diferentes tipos de afecciones, aun cuando no se encuentren en consulta de forma rutinaria. A continuación, se revisarán dos síndromes diferentes, los cuales causan dolor de rodilla y están relacionados con actividad física, especialmente con el aumento del trote y los ejercicios de fortalecimiento: el síndrome de rodilla del corredor y la bursitis de la banda iliotibial. Debido a sus semejanzas clínicas, es fácil que se confundan los diagnósticos de estas dos condiciones.

Síndrome de rodilla del corredor

Se trata de un trastorno caracterizado por un dolor lateral en la rodilla que ocurre durante la actividad física. Se le conoce como rodilla del corredor o síndrome de fricción de la banda iliotibial, y se origina por el roce excesivo y repetitivo de la banda iliotibial contra el epicóndilo lateral del fémur al momento de correr. La rodilla del corredor se desarrolla con mayor frecuencia en individuos con pies planos o arqueados hacia adentro, y también se ha relacionado con el uso de calzado deportivo desgastado. Aunque la rodilla del corredor y la bursitis iliotibial a menudo coexisten, son entidades clínicas distintas.


Durante el examen físico pueden identificarse áreas sensibles sobre el epicóndilo lateral del fémur, justo por encima de la inserción de la banda iliotibial. Si además hay una bursitis iliotibial, habrá  una mayor inflamación y acumulación de líquido alrededor de la bolsa. Además, puede haber una sensación de crujidos o de atrapamiento cuando se palpa la zona mientras el paciente flexiona y extiende la rodilla. El dolor se intensifica con los movimientos de abducción resistida o aducción pasiva de la pierna y, además, aumenta notablemente cuando se ibera de forma repentina la resistencia durante estos movimientos. El dolor también se agrava al hacer que el paciente se ponga de pie con todo el peso en la pierna afectada y luego flexione la rodilla de 30 a 40 grados.

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También conocido como síndrome de fricción de la banda iliotibial, la rodilla de corredor es un síndrome de uso excesivo causado por una lesión por fricción en la banda iliotibial cuando se frota hacia adelante y hacia atrás a través del epicóndilo lateral del fémur durante la carrera.

Diagnóstico y tratamiento del síndrome de rodilla del corredor


Cuando se sospecha que un paciente puede tener el síndrome de la rodilla del corredor, se debe realizar una resonancia magnética y una ecografía, las cuales, además, ayudarán a descartar una bursitis iliotibial, masas ocultas o tumores en la rodilla. Las radiografías simples de la rodilla pueden mostrar si hay calcificaciones en la bolsa y las estructuras asociadas, incluyendo el tendón de la banda iliotibial, lo cual indica inflamación crónica.

La electromiografía ayuda a identificar si hay neuropatías, radiculopatías lumbares o plexopatías. Como maniobra diagnóstica y terapéutica, la inyección en el punto de fricción de la banda iliotibial puede ser útil.
No conviene perder de vista que la principal causa de dolor lateral en la rodilla es la degeneración artrítica de la articulación. Sin embargo, existen otras condiciones patológicas que pueden imitar los síntomas y la discapacidad funcional de la rodilla del corredor.

La radiculopatía lumbar, por ejemplo, puede causar dolor y discapacidad similares a los experimentados en la rodilla del corredor, pero se distingue porque en estos casos suele haber dolor de espalda y el examen de la rodilla es negativo. Además, las neuropatías de compresión de la extremidad inferior, como la meralgia parestésica, y la bursitis de la rodilla también pueden dificultar el diagnóstico, pudiendo coexistir con la rodilla del corredor. Los tumores primarios y metastásicos del fémur, tibia proximal y peroné pueden presentarse de manera similar a la rodilla del corredor.

Enfoque inicial en el tratamiento del dolor producido por la rodilla del corredor

Este enfoque consiste en una combinación de fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) o inhibidores de la ciclooxigenasa-2 (COX-2) y fisioterapia. Además, la aplicación local de calor y frío puede resultar beneficiosa.

Si estos tratamientos no funcionan, se puede considerar la inyección de anestésico local y esteroides en el punto de fricción de la banda iliotibial. La inyección se realiza con el paciente en posición supina y con una almohadilla debajo de la rodilla para flexionar suavemente la articulación. Se prepara la piel sobre el epicóndilo lateral del fémur con una solución antiséptica. Luego, se realiza la inyección utilizando una jeringa estéril con 2 ml de bupivacaína al 0,25 % sin conservantes y 40 mg de metilprednisolona, siguiendo siempre una técnica aséptica estricta. Se localiza la bolsa de la banda iliotibial mediante la identificación del punto de máxima sensibilidad en el epicóndilo lateral del fémur.

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Técnica de inyección para aliviar el dolor debido al síndrome de rodilla del corredor. (Modificado de Waldman SD. Atlas of Pain Managment Injection Techinques. 3rd ed. Philadelphia. Saunders; 2013:391)

Por lo general, se identifica un punto sensible en esa área, que corresponde a la ubicación de la bolsa. La aguja se inserta en un ángulo de 45 grados con respecto al cóndilo femoral para atravesar la piel, los tejidos subcutáneos y la banda iliotibial hasta llegar a la bolsa de la banda iliotibial. Una vez que la aguja está posicionada cerca de la bolsa de la banda iliotibial, se inyecta suavemente el contenido de la jeringa, asegurándose de que no haya resistencia significativa. Finalmente, se retira la aguja y se aplica un vendaje estéril de compresión junto con una compresa de hielo en el sitio de la inyección. El uso de ultrasonido puede ayudar a una mayor precisión en la colocación de la aguja y reducir las posibles complicaciones relacionadas.

La principal complicación de la inyección en la bolsa de la banda iliotibial es la infección, aunque, si se sigue una técnica aséptica adecuada, esta complicación debería ser extremadamente rara. Alrededor del 25 % de los pacientes pueden experimentar un aumento temporal del dolor después de la inyección en la banda iliotibial.

Es importante tener en cuenta que la bursitis y la tendinitis pueden coexistir y contribuir al dolor de rodilla, en cuyo caso puede ser necesario un tratamiento adicional mediante una inyección más localizada de anestésico local y esteroide de depósito. La inyección en la banda iliotibial es sumamente efectiva en el tratamiento del dolor causado por la rodilla del corredor, y es una técnica segura si se presta especial atención a la anatomía clínicamente relevante en las áreas a inyectar. Se recomienda incorporar modalidades físicas varios días después de la inyección, como calor local y ejercicios suaves de amplitud de movimiento. Se deben evitar los ejercicios vigorosos, ya que pueden empeorar los síntomas.

Bursitis de la banda iliotibial

La bursitis de la banda iliotibial produce dolor en el lado lateral del fémur distal sobre el cóndilo femoral lateral. La bursa de la banda iliotibial se encuentra entre la banda iliotibial y el cóndilo lateral del fémur. Es una extensión de la fascia lata que se inserta en el cóndilo lateral de la tibia y puede rozar hacia adelante y hacia atrás sobre el epicóndilo lateral del fémur, irritando la bolsa iliotibial debajo de ella.

La bursitis iliotibial generalmente se desarrolla tras andar en bicicleta o correr largas distancias, especialmente si se hace sin la amortiguación adecuada. El dolor empeora con actividades como la abducción resistida y la aducción pasiva de la extremidad inferior, mientras que el descanso y la aplicación de calor brindan cierto alivio. La flexión de la rodilla afectada también puede provocar dolor en muchos pacientes con bursitis de la banda iliotibial, quienes también suelen tener dificultad para arrodillarse o bajar escaleras, así como problemas de sueño debido al dolor constante. Además, cuando la bolsa se inflama de manera crónica, puede llegar a producirse una calcificación de la misma.

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El inicio de la bursitis iliotibial ocurre con frecuencia después de andar en bicicleta o trotar largas distancias con zapatos desgastado sin una amortiguación adecuada. La flexión de la rodilla afectada puede reproducir el dolor. A menudo, el paciente no puede arrodillarse o bajar escaleras.

Durante el examen físico es posible encontrar sensibilidad en el cóndilo lateral del fémur por encima de la inserción tendinosa de la banda iliotibial. Además, puede haber hinchazón y acumulación de líquido alrededor de la bolsa. Al igual que en el síndrome de la rodilla del corredor, la palpación de esta área mientras el paciente flexiona y extiende la rodilla puede dar una sensación de crujido o atrapamiento, y la abducción resistida activa de la extremidad inferior y la aducción pasiva también pueden reproducir el dolor.

Diagnóstico y tratamiento de la bursitis de la banda iliotibial

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Técnica de inyección para aliviar el dolor producido por la bursitis de la banda iliotibial (De Waldman SD. Atlas of Pain Managment Injection Techniques. Philadelphia; Saunders; 2000:283).

Si se sospecha que hay una bursitis de la banda iliotibial, el diagnóstico se puede confirmar mediante una resonancia magnética, aunque en caso de sospecha de otras condiciones se pueden realizar pruebas adicionales como radiografías simples o electromiografías. Es importante descartar otras enfermedades que pueden imitar el dolor de la bursitis iliotibial, como la artritis degenerativa de la rodilla, la radiculopatía lumbar, las neuropatías de compresión de la extremidad inferior y los tumores primarios o metastásicos del fémur y la columna.

Cuando el tratamiento inicial con medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) o inhibidores de la ciclooxigenasa-2 (COX-2) y fisioterapia no es efectivo, se puede considerar inyectar la bolsa de la banda iliotibial con anestésico local y esteroides. La técnica de inyección es similar para ambas condiciones descritas. La única diferencia sería que, mientras en el caso de la bursitis se inyecta el punto de fricción de la banda iliotibial, en la bursitis de la banda iliotibial se inyecta directamente en la bolsa, ya que allí es donde está la inflamación.

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