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La cefalea asociada a la actividad sexual es una afección poco conocida que puede causar un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen. Un ejemplo ilustrativo es el caso de Jeff Baker, un estudiante de medicina de 24 años, que ha experimentado dolores de cabeza relacionados con la actividad sexual. Durante su consulta médica, Jeff describió que el dolor comenzaba como una molestia sorda en la región occipital y el cuello al excitarse, intensificándose con la continuación de la actividad sexual. Esta condición ha generado ansiedad y afectado negativamente su vida sexual y la relación con su pareja.
A diferencia de las migrañas, Jeff no presentaba síntomas como aura, fotofobia, sonofobia u osmofobia. Además, el dolor aparecía con cualquier tipo de actividad sexual, y no se aliviaba con medicamentos de venta libre, obligándole a evitar el sexo para prevenir el dolor. El examen físico y neurológico de Jeff no reveló anomalías, lo que llevó al médico a sospechar de una cefalea sexual y descartar otras causas más graves, como un aneurisma.
Este artículo abordará en detalle el síndrome clínico de la cefalea asociada a la actividad sexual, los signos y síntomas característicos, los diferentes tipos de cefalea sexual, las pruebas diagnósticas recomendadas, el diagnóstico diferencial, y las posibles complicaciones y dificultades que pueden surgir en el manejo de esta condición.
Síndrome clínico de la cefalea coital
El término “cefalea sexual” abarca un grupo de dolores de cabeza asociados a la actividad sexual, también conocidos como cefalea asociada a la actividad sexual, cefalea coital, y cefalea (pre)orgásmica. Existen tres tipos principales de cefalea sexual: explosiva, sorda y postural, cada uno con variantes preorgásmica y orgásmica. Aunque generalmente son trastornos benignos, en algunos casos raros, puede presentarse una hemorragia subaracnoidea aguda durante la actividad sexual, confundida con la cefalea sexual explosiva benigna.
Hay una ligera predilección por el sexo masculino para padecer cefalea sexual, que puede ser episódica en lugar de crónica. Además, en raras ocasiones, un paciente puede experimentar más de un tipo de cefalea sexual. Estas cefaleas se han asociado con el consumo de cannabis, seudoefedrina, anticonceptivos orales y amiodarona.
Cefalea sexual de tipo explosivo
Siendo la más frecuente en la práctica clínica, en la cefalea asociada a la actividad sexual de tipo explosivo los pacientes suelen temer un ataque grave y pueden ser reticentes a describir las circunstancias del dolor, requiriendo un interrogatorio delicado para obtener la historia clínica completa. Este tipo de cefalea coital aparece repentinamente y alcanza su máxima intensidad justo antes o durante el orgasmo, con un dolor severo comparado con una hemorragia subaracnoidea. El dolor es usualmente occipital y bilateral, aunque algunos lo describen como una explosión en la cabeza, que puede durar de 10 a 15 minutos antes de disminuir gradualmente. En ocasiones, los pacientes experimentan un dolor residual que puede durar hasta dos días más.
Cefalea sexual de tipo sordo
La cefalea sexual de tipo sordo comienza al inicio de la actividad sexual con un dolor leve en la región occipital que se vuelve holocraneal a medida que la actividad avanza hacia el orgasmo. Aunque puede alcanzar su punto máximo en el orgasmo, desaparece rápidamente tras este. En cambio, si se detiene la actividad sexual, el dolor cesa. Algunos especialistas consideran que este tipo es una versión más leve de la cefalea explosiva.
Cefalea sexual de tipo postural
La cefalea sexual de tipo postural es similar a la explosiva en su aparición súbita y severidad justo antes o durante el orgasmo. Sin embargo, se diferencia en que los síntomas reaparecen cuando el paciente se pone de pie, parecido a una cefalea por punción posdural. Se cree que este tipo de cefalea coital se debe a pequeños desgarros en la duramadre durante una actividad sexual intensa.
Este artículo ha sido redactado con base en la información del libro: “Manejo de la cefalea y el dolor facial” por Steven D. Waldman, MD, JD, experto en el manejo intervencionista del dolor, traducido al español y publicado por la Editorial Amolca.
Protocolo Diagnóstico para la Cefalea asociada a la Actividad Sexual
Para diagnosticar la cefalea asociada a la actividad sexual, es fundamental realizar varias pruebas. En primer lugar, la resonancia magnética (MRI) del cerebro proporciona información detallada sobre la bóveda craneal y puede identificar anomalías como tumores, enfermedades desmielinizantes y hemorragias. Si se sospechan aneurismas, la angiografía por resonancia magnética (MRA) es útil para detectarlos.
En los pacientes que no pueden someterse a una MRI, como aquellos con marcapasos, la tomografía computarizada (CT) es una alternativa adecuada. Si la MRI y la CT no detectan sangre, pero sigue habiendo sospecha de hemorragia intracraneal, se debe realizar una punción lumbar.
Además, se deben hacer pruebas de laboratorio de cribado, incluyendo recuento completo de células sanguíneas, velocidad de eritrosedimentación y análisis químico sanguíneo automatizado. Por último, si se sospecha de glaucoma, es esencial medir la presión intraocular.
Distinción de la Cefalea Coital de Otros Síndromes de Dolor
La cefalea coital se diagnostica clínicamente mediante una combinación de historia clínica, exploración física normal, radiografía, MRI y MRA. Sin embargo, es crucial diferenciarla de otros síndromes de dolor, como la neuralgia del trigémino, que afecta a la primera división del nervio trigémino, la enfermedad desmielinizante, la cefalea en racimos, la migraña y la hemicránea paroxística crónica.
Por un lado, la neuralgia del trigémino en su primera división es rara y se caracteriza por zonas desencadenantes y movimientos tipo tics. Ahora bien, la enfermedad desmielinizante suele presentar otros hallazgos neurológicos, como neuritis óptica y anomalías motoras y sensoriales. Por otro lado, la hemicránea paroxística crónica y la cefalea en racimos se asocian con enrojecimiento y lagrimeo del ojo ipsilateral, congestión nasal y rinorrea durante la cefalea, síntomas ausentes en la cefalea sexual.
La migraña, por su parte, puede estar acompañada de aura y síntomas sistémicos como náuseas o fotofobia, los cuales no están presentes en la cefalea sexual. Además, es importante distinguir la cefalea sexual de la cefalea pornográfica, una forma rara de cefalea primaria que se desencadena antes del orgasmo al ver pornografía con contenido erótico específico, en lugar de ser provocada por la actividad sexual en sí. Curiosamente, la intensidad de la cefalea pornográfica parece estar directamente relacionada con el contenido erótico visualizado, posiblemente debido a un desacoplamiento visoneural que causa una desregulación vascular mediada por la excitación sexual.
Guía de Tratamiento para la Cefalea Sexual
En general, evitar la actividad que provoca las cefaleas sexuales durante unas semanas puede contribuir a reducir su frecuencia; sin embargo, si esta técnica no es efectiva o no es práctica debido a las preferencias del paciente, se recomienda probar con propranolol. En la mayoría de los casos, suele ser efectiva una dosis inicial baja de 20 a 40 mg diarios, con incrementos de 20 mg hasta llegar a 200 mg diarios divididos. Asimismo, es necesario destacar que el uso de propranolol en pacientes con asma, insuficiencia cardíaca o diabetes frágil, debería hacerse con suma precaución.
En caso de que el propranolol no funcione, se podría intentar con indometacina. Una estratregia razonable podría ser iniciar con una dosis de 25 mg al día durante 2 días, aumentando a 25 mg tres veces al día y, posteriormente, esta dosis puede incrementarse cuidadosamente hasta 150 mg diarios. Es necesario ser extremadamente cautos con el uso de indometacina en pacientes con úlcera péptica o problemas renales.
Además, existen reportes anecdóticos sobre la efectividad de los inhibidores de la ciclooxigenasa-2 (COX-2) en el tratamiento de la cefalea coital. Si hay trastornos del sueño o depresión subyacente, se recomienda un antidepresivo tricíclico como la nortriptilina, comenzando con 25 mg antes de acostarse.
Dificultades y Complicaciones en el Manejo de la Cefalea Sexual
Diagnosticar incorrectamente la cefalea coital puede hacer que se pase por alto una patología intracraneal o una enfermedad desmielinizante, las cuales pueden imitar su presentación clínica. Por ello, la MRI y la MRA están indicadas en todos los pacientes con sospecha de cefalea sexual. Además, no diagnosticar el glaucoma, que también causa dolor ocular intermitente, puede llevar a una pérdida de visión permanente.