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Los hilos tensores han revolucionado el rejuvenecimiento facial no quirúrgico, ofreciendo resultados inmediatos con tiempos de recuperación mínimos. Sin embargo, como cualquier procedimiento estético, no están exentos de complicaciones. Desde pequeños hoyuelos hasta infecciones o migraciones inesperadas, las complicaciones con hilos tensores pueden convertirse en un dolor de cabeza tanto para el paciente como para el especialista si no se manejan de manera adecuada.
Si en tu práctica diaria te has encontrado con pacientes preocupados por una irregularidad en su piel o un hilo que parece haber cobrado vida propia, este artículo es para ti. Saber reconocer, prevenir y tratar estos incidentes no solo te permitirá brindar mejores resultados, sino también fortalecerá la confianza de tus pacientes en tu experiencia y habilidades.
Más allá de describir las complicaciones con hilos tensores más comunes, en este artículo te proporcionaremos estrategias prácticas y soluciones efectivas para cada situación. Abordaremos el cómo manejar esos molestos hoyuelos post-procedimiento, la forma correcta de tratar una infección sin necesidad de retirar el hilo, y qué hacer si un extremo sobresale o si un hilo decide migrar. Además, te brindaremos recomendaciones clave para minimizar riesgos y mejorar la experiencia de tus pacientes.
Todo ello, con base en el capítulo “Complicaciones y tratamiento” incluido en el libro Procedimientos con hilos no quirúrgicos. El futuro de la medicina estética, de la Dra. Nancy M. Kim, traducido al español y publicado por Editorial Amolca, editorial de libros de medicina y libros de odontología.
Si quieres convertirte en un experto en la solución de complicaciones con hilos tensores, deberías seguir leyendo…
1. Hoyuelos en la piel tras la colocación de hilos tensores

Es normal que algunos pacientes presenten pequeños hoyuelos en la piel tras la colocación de hilos espiculados. Esto sucede cuando el tejido es traccionado de forma desigual, pero en la mayoría de los casos desaparecen solos en una o dos semanas, a medida que baja la inflamación y el tejido se acomoda (ver Figura 32.1).
Si el hoyuelo es más profundo o se extiende más de 2 cm, lo ideal es liberarlo manualmente para evitar molestias y mejorar el resultado. Para hacerlo, masajea la piel en dirección opuesta al punto de inserción del hilo con presión moderada, aumentando según sea necesario hasta que notes la liberación. O, en ocasiones, cortar el extremo del hilo también ayuda.
Algunos hoyuelos pueden aparecer días o semanas después, cuando la inflamación baja por completo. En esos casos, una presión adecuada suele ser suficiente para corregirlos. Aplicar aloe vera o alcohol en gel puede facilitar la maniobra y hacerla más cómoda.
2. Infección como complicación con hilos tensores
Las infecciones como complicaciones con hilos tensores son poco comunes, pero cuando ocurren, suelen limitarse al punto de inserción. Generalmente, esto se debe a un vello encarnado o a que el extremo del hilo no quedó bien enterrado bajo la piel, impidiendo que la zona cicatrice. Si al presionar con un dedo se siente una punta afilada, aunque no sea visible, es señal de que el hilo no se hundió por completo.
Los signos más frecuentes son enrojecimiento, hinchazón y sensibilidad localizada, que a veces se extienden un poco más allá. Puede haber supuración, y en casos ligados a vello encarnado, la infección puede aparecer incluso semanas después, especialmente en pacientes con vello rizado. Afortunadamente, suele progresar lentamente y rara vez se acompaña de fiebre.
Por suerte, la mayoría de los casos se resuelven sin necesidad de retirar el hilo. Un ciclo de antibióticos como doxiciclina, minociclina, clindamicina o amoxicilina durante 7 a 10 días suele ser suficiente. Si el extremo del hilo sobresale, es mejor cortarlo para que se entierre y permita la cicatrización. Con esta medida y el antibiótico adecuado, la infección suele resolverse sin complicaciones.
Además del tratamiento para esta complicación con hilos tensores, es clave tranquilizar al paciente, ya que cualquier problema en la cara puede generar mucha ansiedad. Asegúrate también de verificar que no tenga alergias a los antibióticos antes de prescribirlos.
3. ¿Qué hacer si el extremo del hilo sobresale?

A veces, el extremo del hilo no queda bien enterrado y asoma un poco por el orificio de inserción, lo que puede impedir que la piel cierre bien e incluso causar una leve infección. Si el hilo aún tiene espículas, podría engancharse en algo y salir más, formando pequeñas arrugas. Para comprobarlo, basta con tocar la zona: si se siente algo punzante, es el hilo.
La solución a este tipo de complicaciones con hilos tensores es sencilla. Solo hay que cortar el extremo lo más cerca posible de la piel para que se entierre solo. Para hacerlo, sujétalo con pinzas, tira suavemente y córtalo presionando hacia abajo con unas tijeras. Con esto, debería hundirse sin problema y la piel cicatrizar bien.
Si hay signos de infección, un ciclo de minociclina (100 mg, dos veces al día por 7 días) suele ser suficiente. No hace falta retirar todo el hilo, a menos que la infección no mejore con el antibiótico.

4. Rotura del hilo: cómo manejarlo sin complicaciones

En las primeras semanas después del procedimiento con hilos tensores, puede pasar que uno de ellos se rompa, especialmente si el paciente no sigue las recomendaciones y hace movimientos bruscos en la zona. Lo notarás porque la piel pierde tensión de repente o se ve diferente. A veces, el paciente menciona haber sentido un “clic” o un chasquido. En algunos casos, el extremo del hilo puede moverse y volverse visible bajo la piel.
Si el hilo no se ve, no hace falta hacer nada. Pero si el extremo migra hacia la superficie, hay que sacarlo.
Para retirarlo, primero infiltra un poco de anestesia en la zona. Luego, usa una aguja 18G para hacer un pequeño orificio cerca del extremo del hilo. Si es necesario, pincha varias veces en el mismo punto para ensancharlo un poco y facilitar la salida del hilo. Masajear la piel o estirarla puede ayudar a empujar el hilo hacia el orificio. También puedes usar un gancho para venas para guiarlo hacia fuera. Este proceso requiere algo de paciencia, pero una vez que logres que el hilo asome, solo tienes que agarrarlo con unas pinzas y tirar suavemente.
En la mayoría de los casos en los que este tipo de complicaciones con hilos tensores se presenta, el hilo ya no está sujeto al tejido, así que suele salir sin mayor problema. Al terminar, aplica una pomada antibiótica en la zona, y listo.
Este artículo ha sido redactado con base en el libro Procedimientos con hilos no quirúrgicos. El futuro de la medicina estética, de la Dra. Nancy M. Kim, traducido al español y publicado por Editorial Amolca, editorial de libros de medicina y libros de odontología.
5. Prevención y tratamiento del hilo visible bajo la piel
Si después del procedimiento el hilo se nota o se ve a través de la piel, puede ser porque se colocó demasiado superficialmente o porque migró tras romperse. En el caso de los hilos de malla, a veces el extremo queda fuera del orificio de inserción y luego se entierra, lo que también puede hacer que se haga visible con el tiempo.
Cuando esto sucede, lo mejor es retirar el hilo. Normalmente, el extremo se puede palpar con la manipulación. Para extraerlo, inyecta un poco de anestesia en la zona más cercana al extremo visible. Luego, pellizca o manipula la piel para hacerlo más evidente y, con una aguja 18G, haz una pequeña punción cerca del extremo, creando un tracto por el que pueda salir. Si es necesario, pincha varias veces para ensanchar el orificio y facilitar la extracción.
Una vez listo, masajea la piel para ayudar al hilo a desplazarse hacia la abertura. También puedes usar un gancho para venas para sacar un poco del extremo y, cuando asome lo suficiente, sujetarlo con unas pinzas y retirarlo con suavidad. Aquí, la sensibilidad al tacto es clave para notar el filo del extremo y asegurarte de que ha salido por completo.

6. Migración de hilos tensores: cómo detectarlo y tratarlo
Cuando un hilo se rompe, su extremo libre suele desplazarse porque ya no está anclado. En algunos casos, puede migrar varios centímetros e incluso a otra zona del rostro. Por ejemplo, un fragmento desprendido de la papada podría terminar bajo la barbilla.
Si el hilo se hace visible y resulta molesto para el paciente, lo mejor es retirarlo. Puedes usar la misma técnica descrita en la sección anterior para extraer hilos visibles bajo la piel. Sin embargo, si no genera molestias ni se nota demasiado, puede dejarse en su lugar, ya que con el tiempo se irá absorbiendo, lo que puede tardar varios meses.
En definitiva, en este tipo de complicaciones con hilos tensores, la decisión dependerá de la visibilidad y la incomodidad que cause al paciente.
7. ¿Cómo manejar un pliegue excesivo?

A veces, cuando hay mucha laxitud en la piel y se busca un buen tensado, puede formarse un pliegue o acumulación de piel en la zona de anclaje. Esto es normal y, de hecho, suele ser parte del proceso para lograr un buen resultado, especialmente en áreas como la papada o el cuello. En la mayoría de los casos, el pliegue se suaviza solo en una o dos semanas, cuando los hilos se asientan, la inflamación baja y el tejido se acomoda. Incluso en casos llamativos, el cambio es evidente en pocos días.
Ahora bien, si el pliegue es demasiado marcado y molesta al paciente, aún hay margen de maniobra. Si han pasado menos de tres semanas, un masaje firme en dirección contraria a la inserción puede ayudar a aflojar algunas espículas y reducir el amontonamiento.
Lo más importante es tranquilizar al paciente: con el tiempo, cualquier pliegue restante se irá suavizando, aunque en algunos casos pueda tardar unos meses.
Potencia tu práctica en Hilos Tensores con las mejores herramientas
Como hemos visto, los procedimientos con hilos tensores pueden presentar diversas complicaciones, desde la migración del hilo hasta pliegues excesivos o hilos visibles a través de la piel. Sin embargo, con el conocimiento práctico adecuado y las recomendaciones que hemos compartido, es posible no solo manejarlas de manera efectiva, sino también prevenirlas y optimizar los resultados para el paciente.
Si te interesa profundizar en los tratamientos y explorar las diferentes opciones para optimizar estos procedimientos, te invitamos a consultar el libro Procedimientos con hilos no quirúrgicos. El futuro de la medicina estética de la Dra. Nancy M. Kim, traducido al español y publicado por Editorial Amolca, líder en libros de medicina y odontología. En él encontrarás información detallada, técnicas avanzadas y la experiencia de especialistas en el campo.